jueves, 9 de junio de 2011

CONFESION, ARREPENTIMIENTO Y FIRME PROPOSITO

Con frecuencia nos encontramos a personas de las que no se sabe muy bien si actúan de forma interesada o si simplemente están anclados en la ingenuidad, así, resulta incomprensible, que al día de hoy los tiranos de las mal llamadas izquierdas, por muchas barbaridades que hiciesen, sean todavía justificados, mientras que otros por el mero hecho de ser considerados de derechas, provocan repulsión de forma inmediata. Así tenemos que la mera mención de merito alguno por parte de Hitler, un genocida, provoca de inmediato repulsa absoluta, mientras que otro genocida, Stalin, peor si cabe a juzgar por el número de victimas, goza todavía del beneplácito de muchos, que incluso, justifican su actuación como de firmeza necesaria para imponer la dictadura del proletariado, como si dicha dictadura, aunque fuera del proletariado, que no lo es en la realidad, fuese algo aceptable.

Y ocurre en países como España, donde los que desde siempre han predicado la dictadura del proletariado, son ahora los campeones de la democracia y de los derechos humanos, que en otros tiempos pisotearon. Es el caso del PSOE y del PCE, partidos que de demócratas que eran, se negaron a aceptar que habían perdido las elecciones de 1933 e intentaron acabar con la II República en octubre de 1934 convocando una guerra general revolucionaria, un golpe de Estado que solo triunfó en Asturias y que dejó a la II República y a su democracia, en un estado de agonía y caos. En el tema de los derechos humanos tienen en su haber las llamadas checas, prisiones privadas clandestinas de dichos partidos, donde se ingresaba arbitrariamente a personas por temas de opinión y creencias, para ser torturados y posteriormente ejecutados, todo ello comprobable en la prensa de la época y especialmente en EL SOCIALISTA, órgano del PSOE fundado por Pablo Iglesias, cuyas ediciones son accesibles a cualquiera en las hemerotecas, incluidas las digitales.

El caso es que estos partidos comprendieron en su momento, que su ideología ya no era aplicable en la España a la que esperaban regresar, y así, el PCE de Santiago Carrillo, se declaró eurocomunista, un término que lo presumía diferente del PCUS Partido Comunista de la Unión Soviética; y el PSOE, con Felipe González, Nicolás Redondo Alfonso Guerra, etc.  hicieron algo similar en Suresnes, en resumen, pelillos a la mar, y demócratas todos. Y está bien que así fuese, implícitamente, se declararon equivocados y renunciaron a cualquier tipo de dictadura, así actúa también  la religión católica: confesión de los pecados, propósito firme de no volver a pecar, y absolución. En un país como España que si bien ya no sea ahora mayoritariamente practicante, pervive una educación católica, el caso es socialmente asumible, todos demócratas y empezamos de cero, y así fue hasta hace muy poco.

Abundando en lo dicho al principio, no sabemos si Zapatero actuaba de forma interesada o ingenua cuando propuso sacar los trapos sucios de la Guerra Civil y la posguerra, tendríamos que preguntarnos ahora lo mismo sobre Llamazares, líder comunista en retroceso, que estos días aparece en la prensa por solicitar medidas de nulidad procesal sobre juicios de la posguerra. Habría que pensar que lo han hecho por ingenuidad, que no por ignorancia, ya que ambos tienen educación académica. Sin embargo, el hecho de que todo lo que se quiera poner al descubierto sea lo acaecido en la Guerra Civil y la posguerra, nos hace pensar que al olvidarse de los años previos, quizás no sea la ingenuidad lo que dicte sus actos, sino el claro propósito de radicalizar a los españoles para sacar provecho electoral.

Es hora pues de terminar de discutir sobre la conveniencia de escarbar en el pasado porque el tema ya está en la calle, ahora es el momento de completar la Ley de la Memoria Histórica complementándola con la publicación de todos los hechos condenables acaecidos,  desde 1933, que se incluyan, además, en los programas de historia de la enseñanza pública para que todos conozcan los antecedentes de nuestros partidos democráticos, de forma, que cuando alguien abra la boca para presumir de democracia, honradez y todo eso, sea consciente que lo hace ante un público enterado y difícil de engañar. Que cada cual apechugue con su pasado, y lo use si le conviene.

No todo vale en política y no hay nada peor que las verdades a medias.
Terminemos de una vez

No es broma

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Claro, pero no es lo mismo Stalin luchaba por los trabajadores, por quien luchaba Hitler?

JIV dijo...

¡Ja!

¿Stalin luchaba por los trabajadores? ¿O luchaba para extender el comunismo açun por la fuerza?

Hitler luchaba contra los judíos y por la raza alemana y para extender su imperio, que debía durar mil años.

Un saludo analfabestia,

Pardillo dijo...

Hola, acabo de aterrizar en este blog en mi buceo político-cultural suscitado en mí por la indignación propia y generalizada de la época. Sólo he leído esta primera "página" y me está gustando mucho porque me da la impresión de que plasmas tus ideas de forma clara y formada.

Me confieso inculto en historia política antigua y reciente. Sé cuatro cosas e incluso creo que pueden no ser acertadas. Disculpad si alguna de mis palabras no es exacta y corregidme si lo creeis oportuno.

Me confieso apartidista, aunque probablemente mi tendencia al humanismo (por llamarlo de alguna manera) me lleven a ser incluido por otros en el "saco" de la izquierda.

Y hablando de izquierda, creo que estás muy en lo cierto respecto a lo que comentas de la izquierda de este país. Confieso que me gustaría que Carrillo y sus compañeros de partido de la Europa occidental, cuando crearon (o inventaron) el eurocomunismo lo hicieran con auténtica voluntad de apartarse de unas tesis soviéticas dictatoriales y de un modelo de país basado en los burócratas como clase social privilegiada (es decir, una dictadura en la que se había cambiado la nobleza y la alta burguesía por otra clase dirigente diferente mientras el pueblo seguía currando y sobreviviendo). Es decir, que lo hicieran como una interiorización de los errores soviéticos y no como una forma de intentar modernizarse y tirar para delante sin dar demasiado el cante.
Y hablando de revolución proletaria del 34 y de comunistas en democracia, no nos olvidemos de Dolores Ibarruri, la Pasionaria. De la barricada contra un gobierno democrático (la República) a un escaño en la Transición (todos tenemos derecho a reciclar nuestras ideas de juventud).
Y que decir tiene del largo camino que lleva de usar una chaqueta de pana de intelectual socialista a ser asesor de una empresa energética (bueno, todos tenemos derecho a cambiar de opinión con los años).

Tòfol dijo...

Hola a todos:
Al ANONIMO, no le contesto por razones obvias. A los otros dos, JIV y a "Pardillo", solo insistir en un hecho: Está claro que lo de Franco era una dictadura, pero hay un refrán ingles que dice: "Quien vive en una casa de cristal, no debe tirar piedras".
Por ello creo que por el bien de todos lejos de oponerse a la llamada "Memoria Histórica", lo que hay que hacer es potenciarla, sacar todos los documentos, ponerlos sobre una mesa, hacer un resumen, publicarlo e incluirlo en los libros de historia en la escuela a ver si de una vez quienes no aceptaron los resultados de una victoria electoral adversa en 1933 y se cargaron a la República en 1934 con su “Guerra Revolucionaria”, quienes lanzaban soflamas en la prensa en favor de la dictadura del proletariado y todo lo demás, que es mucho, y cualquiera que cometiese actos antidemocráticos e inhumanos, fuera de la ideología que fuese, se atreven a dirigirse a un público enterado, para proclamarse como vienen haciendo, campeones de la democracia y de los derechos humanos, especialmente en aquella época.
No por nada, sino para que podamos olvidarnos de una vez, sin que llegue el iluminado de turno a intentar sacar provecho de lo que debiera avergonzarle.