POCA VISTA, POCO SENY
Siempre había oído hablar del “seny”, mezcla sensatez, cordura, sentido común, y otras virtudes de los catalanes, yo mismo lo creía, pero ya empiezo a dudarlo.
Como ya he escrito en el post anterior, me parece de una inocencia sin límites el pensar que paseándose por el mundo criticando a España y denunciando el supuesto “conflicto” existente en Cataluña, van a conseguir que alguna institución europea, o incluso mundial censure tanto a España, y ejerza tanta presión, que algún gobierno español se haga el harakiri y convoque un referéndum de autodeterminación en Cataluña, suponiendo que consiguiese una mayoría suficiente para cambiar la Constitución. Demencial.
Pero el colmo de la imprevisión es no darse cuenta que cuando se anda por el mundo hablando de autodeterminación para Cataluña, o sea de conflicto con el Estado español, pueden convencer aunque más bien con poco éxito, que España sea lo que ellos dicen que es, pero a quien no van a convencer es al dinero, porque el dinero no entiende de derechos y además es lo más cobarde que hay, y los inversores, no van a meter su dinero en un lugar donde suena la palabra conflicto, porque el conflicto genera inseguridad jurídica, equivalente a inseguridad de la inversión.
Así ha ocurrido en Montreal, ciudad equivalente a Barcelona en su vertiente económica, que desde el referéndum de independencia de Quebec de 1995, ha visto como sus empresas se marchaban y las inversiones extranjeras decaían, hasta tal punto, que aunque con la promulgada Ley de Claridad, sea muy difícil que vuelva a haber un referéndum de independencia en Canadá, todavía hoy tras casi 25 años, no ha recuperado, ni hay síntomas de que lo vaya a hacer, su antiguo esplendor económico, que se ha trasladado a Toronto.
O sea, que aunque creo que el mal ya está hecho, como más vayan por el mundo hablando de conflictos e independencia, más daño seguirán haciendo a Cataluña, y más irrelevante su será su poder económico con respecto a otros lugares de España, como por ejemplo, Madrid.
El conjunto del Estado Español, por supuesto, tampoco saldrá ganando, porque quieran o no, y sin duda alguna, Cataluña seguirá siendo España, pero a este paso, Cataluña aunque nunca será el vagón de cola, jamás volverá a ser la locomotora que fue.
No es broma