domingo, 28 de octubre de 2018


LEGALIZAR LAS DROGAS


Canadá ha decidido despenalizar la venta y consumo de cannabis, no han sido los primeros, pero Canadá es un país con cultura similar a la nuestra. Es un pequeño paso para acabar con un problema a mundial. 


La droga constituye  un problema social. Cuando digo problema social, no me refiero a los drogadictos como víctimas, sino a la sociedad en su conjunto, porque quien sufre las consecuencias no son quienes enferman a causa de ella, esos son víctimas de su libre voluntad.


Las víctimas son los ciudadanos que sin ser parte,  tienen que sufrir la delincuencia que genera el tráfico ilegal de drogas, que tiene que pagar con sus impuestos la lucha contra el tráfico y la corrupción que genera: más policías, más cárceles. Y no se trata de un gasto banal, porque el 80% de reclusos carcelarios lo son por delitos relacionados con las drogas, o sea, que si no fuera por el tráfico ilegal de drogas, podríamos cerrar el 80% de las cárceles existentes.


La pregunta es sencilla: ¿si un adulto quiere drogarse quienes somos nosotros para impedirlo?, ¿no es él el dueño de su cuerpo?. La responsabilidad del Estado está en que quien se droga, sepa a los riesgos a que se enfrenta, y en que las consecuencias sean asumidas por quien decide drogarse, no por los ciudadanos que no se arriesgan.


Si la  venta de drogas fuera legal, habría menos robos, menos muertes violentas en resumen, más seguridad, posiblemente incluso menos consumo; las  prohibiciones producen el efecto contrario, tenemos un gran ejemplo: la prohibición norteamericana del alcohol, no solo no disminuyó su consumo, sino que lo aumentó, trajo violencia y corrupción y convirtió a organizaciones como la Mafia de simples delincuentes callejeros, a grandes potencias económico delictivas.


Todos los políticos saben que la lucha contra la droga es una lucha perdida, lo mismo que lo fue la lucha contra el alcohol. Quien quiere tomar drogas, las toma, y cada día más, nadie va a acabar con ello, muchos ni siquiera lo desean, hay demasiado dinero de por medio.


El Estado debe preocuparse tan solo de la regularización de su venta, la higiene de su consumo e imponer un impuesto alto pero no tanto que haga rentable el contrabando de las drogas. Informar a la gente de las consecuencias de su consumo, desde la escuela en adelante, tomar medidas como las que tomó éxito con el tabaco, que ha pasado de ser un hábito social a un vicio casi residual, y sin prohibición de su venta.


El problema está en que los partidos temen la incomprensión del votante, temen perder votos si despenalizan las drogas. El Poder, cuanto nos cuesta el Poder...


No es broma

domingo, 14 de octubre de 2018

 MILITANCIA Y DECENCIA

La   derecha española moderada,  o sea el PP, nunca ha tenido gran relevancia electoral  en Cataluña ni en el País Vasco, y ello, porque estas dos regiones de España ya tienen su derecha: PDeCATen la primera y el PNV en la segunda.

Ello quiere decir que tanto PNV como PDeCAT, tienen entre sus electores a una clase media de profesionales: arquitectos, ingenieros, etc, autónomos y pequeños comerciantes e industriales cuyos ingresos se hallan en el área de los 130.000€, los cuales, según el pacto de presupuestos de  PSOE y Podemos, van a tener que ver un incremento considerable de sus impuestos, para financiar  los presupuestos que Sánchez espera alarguen su estancia en el gobierno que en su día asumió por "limpieza democrática" y para convocar elecciones.


Así pues, lo lógico sería que quienes representan a ese sector del electorado, PNV y PDeCAT, y en su defensa, se opusiesen a esta subida de impuestos, pero no, tanto los vascos como los catalanes, están dispuestos a apoyar a Sánchez, con tal de que continúe dependiendo de ellos para gobernar,  saben que con Sánchez cogido por sus partes,  tienen la oportunidad de continuar con el llamado “Proces”,  los catalanes, y conseguir prebendas en el mismo sentido, los vascos  que ya se están apuntando de nuevo al tema de la independencia.


La verdad, cuesta escribir sobre este tema, por el asco que produce ver como un trepador de tercera división, sin más interés político
que su beneficio personal, se alía con el enemigo con tal de alargar su estancia en la Moncloa, para mí, quien pacta con el enemigo en contra de los suyos, es un traidor, y como a tal debería  tratársele.

Porque si bien es cierto que la gente decente del PSOE, ya intento cortarle las piernas en su día, y que ahora ya nada pueden hacer porque el trepa se apoya en la militancia, la ignorancia más bien, no es menos cierto que aquellos que mostraron tener principios, al principio, ahora callan agazapados intentando mantener su puesto con su sueldo.


En cualquier país con un poco de vergüenza, las dimisiones hubiesen llovido en forma de diluvio, nadie con cien gramos de decencia permitiría que un compañero de partido, que actua en su nombre y representación, actuase como un traidor. Toda la decencia militante del PSOE, debería estar luchando para librarse de tamaña lacra, y si democráticamente nada se puede hacer, porque la militancia es lo que es, en vez de unirse a ella, para pastar como borregos, se dimite y se va uno a su casa o funda un nuevo partido de socialistas decentes, que los hay, y muchos.


Cualquier cosa menos cooperar con un gobierno que no tiene dignidad.

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No es broma