viernes, 30 de marzo de 2018

POLITICOS ESPAÑOLES: QUE DESGRACIA

Parecía que con la crisis catalana, ciertas conductas iban a cambiar, creía que los políticos, habrían aprendido la lección de que si queremos que nuestro país continúe siendo lo que ha sido durante más de quinientos años, no se puede contar con los nacionalistas.

Y digo esto, porque los de siempre, los que con tal de tener el Poder nos han llevado a esa crisis independentista, a base de darle al nacionalismo cualquier cosa por su voto de investidura en el Parlamento: el PP y el PSOE, continúan como siempre permitiendo que el nacionalismo les chantajee a cambo de mantenerse o ganar el Poder.

Y es que después de que el PP y el PSOE ya le dieran al PNV todo lo que pidió dentro del llamado “cupo”, lo  que Ciudadanos llama acertadamente el “cuponazo” por tratarse de una serie de ventajas económicas  a su comunidad que no tienen otras regiones de España, ahora salen y dicen, que mientras esté vigente el artículo 155 CE en Cataluña, no van a aprobar los presupuestos del Estado.

O sea, que los nacionalistas vascos, castigan al gobierno de la nación por haber impedido que Cataluña continuase con la independencia que ya habían proclamado, y condicionan el bienestar de los españoles, ellos también lo son,  a la retirada del Estado Español de la gobernación de Cataluña.

Es fácil de entender, ellos han estado observando atentamente el “Procés” de Cataluña como un precedente de su propio proceso independentista,  que de momento tienen aparcado,  y han quedado decepcionados al ver que el Estado ha reaccionado y ha aplicado – aunque tímidamente e insuficientemente- el artículo 155. Ha sido como un jarro de agua sobre sus veladas pretensiones.

Ahora, el gobierno del PP, tiene prisa por salirse de Cataluña para que los vascos voten sus presupuestos, para poder llegar al final de la legislatura. Pero el mensaje es el siguiente: los nacionalistas van por su cuenta, y continúan sacando tajada en pro de sus conveniencias, que no son las de España.

Y ¿quién tiene la culpa de eso?.

Pues en primer lugar el PP que ya debiera haber dejado claro que la unidad de España es una prioridad, que los nacionalistas voten lo que les dé la gana, y que si los presupuestos no salen, ya se obrará en consecuencia, bien prorrogándolos, bien convocando elecciones a riesgo de perderlas, pero que no se irán de Cataluña hasta que hayan terminado allí su misión, que no es otra que de restablecer el orden constitucional.

Y en segundo lugar el PSOE, que en vez de apalancarse otra vez con el “No es No”, por eso de que la izquierda no puede apoyar a la derecha, debiera haber discutido con el Gobierno lo que no le gusta de los presupuestos y haber intentado negociarlo, en lugar de querer mantener el voto  de los mas ignorantes  de la militancia –que se sabe son muchos- . Y una vez conseguido un acuerdo de mínimos, apoyar al Gobierno para que no tuviera que depender de los nacionalistas.

Ya hemos visto, como se arreglan estas cosas en Alemania, antes que dejar al gobierno a merced de los populistas, el partido socialista ha pactado con la derecha, y el Sr. Schulz, su líder, ha dimitido para que la ignorancia de la militancia – que también la hay en Alemania- no le pudiera tirar en cara el haber incumplido su promesa de no pactar. Pero por  Alemania, se hace lo que sea aunque se trate de acabar con una carrera política
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Pero el señor  Schulz, es un hombre de Estado, y el Sr. Sanchez, no se sabe lo que es, solo que quiere ser presidente del gobierno – Dios nos libre- y de su partido ni siquiera se sabe de que va con respecto a España, en Baleares, son unos nacionalistas que prohíben el español en las escuelas, y obligan a los médicos a saber catalán, en Cataluña ya hablan de pactos con los independentistas y del perdón de los facciosos,

De Podemos ya ni hablo, su líder dice creer en una Cataluña “libre y soberana”.

Que desgracia de políticos, solo nos queda Ciudadanos, y ya veremos

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No es broma

viernes, 16 de marzo de 2018

LOS JUECES Y LA POLITICA

Si hay algo que todos respetan en este país, es el poder judicial, las decisiones de los jueces desde su  parcela independiente de poder, cuenta con el respeto de todos los ciudadanos, o casi todos, de nuestro país. Por supuesto no de los independentistas, ni de la gente que cree que la Ley solo debe cumplirse cuando les conviene

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Es gratificante ver como hay un tercer poder independiente que permite que las tropelías de los políticos no queden impunes.


Sin embargo, y aunque los jueces como ciudadanos, tengan derecho como cualquiera a acceder a la política activa, no parece buena idea, si se quiere mantener el respeto de los ciudadanos hacia el Poder Judicial, que los partidos, especialmente los de izquierda, se dediquen a reclutar jueces para incluirlos en sus listas electorales.


Un juez no es más que un licenciado en derecho con unas oposiciones, los abogados con sus mismas cualificaciones, y a veces incluso con más experiencia, les tratan de  “señoría”  e incluso se dirigen a ellos fuera de las salas de juicio con el respeto reservado a la  “autoritas” que no se obtienen en unas oposiciones, sino por su pertenencia  al poder judicial en su conjunto.


Da pena ver como un diputado furibundo D. Juan Carlos Moreno, da un discurso partidista en el Congreso de los diputados, y lo apoya declarando su condición de juez, que vergüenza Sr. Campo, que un juez, ex vocal del  Consejo General del Poder Judicial, y candidato en su día a magistrado del Tribunal Constitucional, no solo baje a revolcarse en el barro partidista, sino que además se proclame portador de la razón por su condición de juez.


Y el problema es Sr. Campo, que usted por el hecho de haber ganado una oposición, no tiene más autoridad que yo, por ejemplo;  el ser juez, le da prestigio por pertenecer a la judicatura que todos respetamos. Desde el momento en  que interviene usted en un tema tan polémico como la PRISION PERMANENTE REVISABLE, además de que con argumentos tan débiles y sectarios, lo que usted tiene que hacer no es solo olvidarse de que es juez, sino procurar que no se sepa, para que el público no se plantee la duda sobre la independencia de la judicatura.


Igualmente la señora Robles, nada menos que magistrada del Tribunal Supremo, ¿qué hace ahí arrastrándose en el barro? y diciendo chorradas dirigidas a los más ignorantes de su partido, como que De Guindos no puede ser vicepresidente del Banco Central Europeo porque eso sería una afrenta a todas las mujeres de España?. Supongo que cuando termine la legislatura, después de haberse tirado cuatro años mojándose el culo en el Parlamento por decir  cosas, que a veces ni siquiera ella se creía, a favor de la más sectaria política del irresponsable PSOE del “Nó es Nó”, supongo repito, que se buscará un enchufe en el partido y no volverá al Tribunal Supremo a dictar sentencias contaminadas por la política, aunque solo sea para proteger el prestigio del Poder Judicial.


Porque los partidos que ponen jueces en sus listas, luego se quejan de que se cuestione la independencia del Poder Judicial, dentro y fuera de España.


Una cosa está clara, los jueces que se quieran dedicar a la política, están en su derecho, pero va en perjuicio de la separación de poderes que se les permita regresar a sus juzgados.


¿Recuerdan a Garzón?


No es broma  


jueves, 8 de marzo de 2018


BRECHA SALARIAL
 DEMAGOGIA Y MATERNIDAD

He encontrado este artículo recogido en  el blog de Sebastián Urbina, blog en el que entro de vez en cuando ya que sus opiniones en materia política y social, están muy cerca de las mias.
El artículo está a su vez firmado por José Garcia Domínguez/ld (suongo que ld significa licenciado en Derecho).
Dada la actualidad del tema, lo transcribo sin tocar nada:
 LAS CONTRADICCIONES CULTURALES DEL FEMINISMO.

Aquí y ahora, en la España del año 18 del siglo XXI, una mujer, cualquier mujer, cobra cero euros menos al mes por realizar el mismo trabajo por cuenta ajena que un hombre, cualquier hombre. Eso es lo que los matemáticos llaman una premisa axiomática, o sea un enunciado tan evidente por sí mismo que no necesita de demostración ulterior alguna. Y no la necesita porque se trata de una evidencia que se asienta en el principio de igualdad ante la ley que inspira nuestro ordenamiento jurídico todo.

En España, aquí y ahora, pagar distinto a hombres y mujeres por iguales tareas (que no similares o parecidas, como siempre dicen los traficantes de palabras y significados) no solo constituiría un agravio condenable, sino que sería una violación expresa de la las normas legales por las que nos regimos igual féminas que varones en nuestro Estado de Derecho. Sin embargo, no deja de ser cierto también que existe una diferencia estadísticamente significativa entre los ingresos salariales de hombres y mujeres pertenecientes a las mismas cohortes de edad y que comparten parejos grados de calificación académica.

Esa otra verdad, tan real e innegable como la primera, remite a una causa última, por lo demás, bien fácil de identificar. Esa causa se llama maternidad. Al punto de que, dados idénticos niveles de capacidad profesional, la brecha salarial entre las mujeres que han renunciado de grado a ser madres tiende a desaparecer o a hacerse irrelevante en el grueso de los sectores productivos.

Porque ellas, en tanto que agregado estadístico de género, ganan menos no por ser mujeres, sino por ser madres. Es la paternidad, no el sexo, lo que se paga. Y he escrito "paternidad", que no "maternidad", porque ese precio, el de la plena realización de las ambiciones laborales, también lo pagan los hombres.

Ellos, es verdad, aún no pueden engendrar seres vivos en sus vientres, lo que les otorga una ventaja competitiva de partida en esa selva que es el mercado laboral frente a las mujeres, siempre condicionadas por los imperativos insoslayables de su reloj biológico. Pero esa inequidad inicial se puede resolver con leyes. Es relativamente sencillo.

Lo que no se puede reconciliar con leyes, normas, reglamentos y retórica antipatriarcal es la expectativa de alcanzar un hueco en los tramos superiores de la pirámide, los estrechos escalones próximos a la cúspide en los que los ingresos de los afortunados y afortunadas que logran alcanzarlos se disparan, al tiempo que se goza de una relación tradicional y plena con los hijos en su primera infancia. Y no se puede porque no cabe ser madre de verdad y alta directiva de verdad. No, no se puede. Punto.

Hay que elegir. Como tampoco se puede ser padre de verdad y triunfador de verdad en el mundo laboral. Y no se puede porque nadie, absolutamente nadie, ya resulte ser hombre, mujer o hermafrodita, está en disposición de trabajar menos de doce o trece horas al día si ha logrado colarse en uno de esos tramos elevados de la segmentación social, los que abren la trampilla de acceso a lo que el común considera el éxito en la vida.

 En España, aquí y ahora, la mayoría de los varones que triunfan en el plano laboral fracasan como padres. ¿Cómo no van a fracasar si jamás ven a sus hijos despiertos y fuera de la cama durante los cinco días de la semana? Fracasan ellos y fracasan ellas. Fracasan todos.

¿Y si nos dejáramos de brechas salariales y comenzásemos a hablar de las contradicciones culturales del feminismo?

José Garcia Domínguez/ld.

No es broma

lunes, 5 de marzo de 2018

LA MAMANDURRIA O LAS PENSIONES

Si el Estado quiere llamarse Estado de Bienestar, hay para mí tres cosas que debe preservar por encima de todo, y son: la educación, la sanidad pública y las pensiones, si después de eso queda dinero para más gasto social, bien, mucho mejor, pero las tres cosas que he mencionado son básicas para que la población sienta seguridad, o sea una aproximación a la felicidad que es lo que todos anhelamos en la vida.

Decía un jubilado manifestante: “hay dinero para lo que quieren”. No sé si esa persona pensaba en lo mismo que yo, probablemente no, pero se refiriese a lo que se refiriese, en el fondo, tenía razón.


El Gobierno también tiene razón, no hay dinero para más. Teniendo en cuenta que  los jubilados, son la cantera electoral del PP, que más querrían ellos que subir las pensiones para asegurarse su voto.


 Tanto el PSOE, como Podemos, como cualquier otro partido que diga lo contrario está haciendo demagogia pues para dar dinero a unos, hay que quitarlo a otros. Que  digan pues de qué partida presupuestaria hay que  detraer  fondos para garantizar unas pensiones dignas, y si no que se callen, porque subir impuestos o pedir más dinero prestado tendría el efecto contrario. 


Sin embargo, una cosa está clara, para garantizar unas pensiones dignas no se puede seguir con un sistema Ponzi, esa estafa piramidal consistente en que se paguen las pensiones con el dinero que cotizan quienes están trabajando y que deberían ser para sus propias pensiones.


 Como bien dice Rajoy, la solución está en el ahorro, también en esto tiene razón, pero como yo ya he matizado en artículos anteriores, no en el ahorro por parte de los trabajadores, que no pueden, sino en el ahorro del Estado.


Creo recordar que al principio de la primera legislatura de Rajoy, -la que desperdició por no tener la valentía que se esperaba iba a tener-   nuestro presidente habló de ahorro por parte del Estado: supresión de puentes laborales, fusión de ayuntamientos, y una larga lista de medidas que aunque poco relevantes, ni siquiera ha cumplido.


Que vamos a cambiar? El sistema de pensiones?, vale, muy bien, pero ningún cambio servirá sin tener en cuenta que España es lo que es,  y no va a llegar el día en que empiecen a llover doblones de oro ni a aflorar chorros de petróleo de debajo de la tierra; y la economía puede mejorar, pero nunca lo suficiente como  para poder financiar a una población de jubilados que se prevé va a seguir aumentando a un ritmo escalofriante.


Solo se puede cambiar una cosa: el modelo territorial, o sea, eliminar todas las autonomías que sobren, todas las diputaciones que sobren y cualquier otra administración paralela o incluso convergente que sobre. Y es que además,  el pueblo así lo quiere mayoritariamente, pero claro, esto está fuera de toda cuestión, no está encima de la mesa, ni siquiera en un cajón, es tabú. Porque para los partidos lo primero no es el Estado de Bienestar, lo primero es colocar a su gente y a ellos mismos.


Pero la cuestión es obvia, y hay que ser realistas y sobretodo honestos, se va a plantear un ultimátum y hay que elegir, o Estado de Bienestar o el bienestar de los políticos, con sus familias, amigos y clientes, el Estado de la mamandurria como lo llamaba la Sra. Aguirre.

No es broma