martes, 8 de febrero de 2011

EGIPTO, ¿PAN O DEMOCRACIA?

Esta pasada semana, los medios de comunicación nos han bombardeado con los disturbios sociales de Egipto, los cuales, son la prolongación de lo que se inició la semana anterior en Túnez con unas movilizaciones similares que provocaron la caída del gobierno de Ben Ali, lo que se llama el efecto dominó.

Rápidamente, los bien intencionados, los ingenuos y los que de alguna manera tienen algo que ganar, han empezado a predicar la ansiedad democrática y el odio visceral de los egipcios hacia su presidente Hosni Mubarak, cuestiones que sin duda se suscitan a un buen número de ciudadanos, principalmente de la intelectualidad,  pero la verdad es bien distinta, las manifestaciones y disturbios están provocados por el alza del precio del pan.  En países como Egipto o Túnez, la subida del precio de los alimentos afecta gravemente a amplios sectores de la población, que dedican la mayoría de sus recursos a alimentarse, y es que lo que muchos no comprenden, es que la democracia en algunos países, es un lujo, porque la gente corriente tiene objetivos que van muy por delante de una democracia participativa y parece ser que muchos políticos y periodistas extrapolan las ambiciones sociales de los países ricos a otros donde la mera supervivencia esta en el orden de día.

 Durante el régimen anterior, en los centros de enseñanza, la ceremonia de izar y arriar la bandera al comienzo y al final de la jornada, era de obligado cumplimiento, cada acto tenía su himno, por la mañana se cantaba el

PRIETAS LAS FILAS:
Prietas las filas, recias, marciales
nuestras escuadras van.
Cara al mañana, que nos promete
Patria, Justicia y Pan.

Y es que los politólogos de la época, conocían bien lo que motiva al Pueblo y el Pan es sin duda la primera causa, por eso la transición democrática fue tan fácil y pacífica en España, la sociedad tenía todo el pan que quería y pedían como postre una buena ración de democracia.

Claro que una cosa es el Pueblo que tiene como prioridad llenar el estomago de su familia y el suyo propio y otra bien distinta son los individuos y grupos sociales con ambiciones políticas que quieren la democracia, no porque sea una herramienta de justicia social, sino como instrumento de acceso al Poder en los sitios en que ninguna posibilidad tienen por estar la política monopolizada por dictadores, clanes, partidos comunistas y otros, o grupos religiosos.

Así pues, nos encontramos con los fracasos de quienes han intentado instaurar democracias en lugares como Irak, Afganistán y otros, donde la gente está concentrada en actividades de supervivencia, y donde lo único que se ha logrado ha sido facilitar el acceso al poder de grupos religiosos extremistas que han resultado ser muchísimo peores para el pueblo, que el régimen derrocado, algo así como, curar el  sarampión con una medicina cuyo principal efecto secundario, sea el cáncer en alguna de sus modalidades.

Andense pues con tiento esos que se regocijan por lo que está ocurriendo en los países musulmanes del norte de África, no vaya a ser que en lugar de Democracia, nos metan una Teocracia.

Moraleja:

No hay democracia sin Pan

No es broma

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