DEMAGOGIA POR UN CHISTE MALO
Cuando en la reciente remodelación de gabinete de Rodríguez Zapatero comprobé que el ministro de Asuntos Exteriores Miguel A. Moratinos había sido sustituido por Trinidad Jiménez, pensé sin duda equivocadamente, que se debía a un cambio de política exterior en relación a Cuba y Venezuela, países de los que Moratinos actuaba como "embajador" ante la UE.
Y he dicho que pensé equivocadamente, por la sorpresa que me he llevado cuando compruebo que uno de los primeros actos de Trinidad Jiménez, ha sido el de insistir ante la UE en que se relaje la política común en las relaciones con Cuba, aduciendo nada menos, que las recientes excarcelaciones y expulsiones de disidentes, son una prueba de mejoría del régimen cubano, o sea, para el Gobierno, el mandar a los disidentes al exilio es una mejora del régimen, pues si esto es una mejora, ¿que visión tiene la izquierda de nuestro país, de lo que son los derechos humanos?.
Quizás sea simplemente lo que es, cuando el PSOE se refiere a las violaciones de derechos, se refiere a las violaciones cometidas por regimenes de sentido contrario, no de los afines, que sin duda estarian justificados, no hay que olvidar que el PSOE, por muy democrático que se proclame ahora, tiene sus raíces marxistas (aunque Felipe González desistiese del Marxismo) todos sabemos que “perro no come carne de perro”, si a esto le sumamos la popularidad que todavía disfruta Fidel Castro entre el electorado de izquierdas, pues ya sabemos a que se debe esta complacencia con un régimen que fusiló a miles de personas y encarcela a quienes disienten.
Dicho esto nos encontramos con las consecuencias de unas declaraciones desafortunadas del alcalde de Valladolid, que obedecen sin duda alguna al parecido que se atribuye a Leire Pajin con Felipe González, del que corren rumores de ser su padre: "Cada vez que la veo esa cara y esos morritos pienso lo mismo, pero no lo voy a decir", han traído unas reacciones tan desproporcionadas, como la negativa de la ministra de cultura González-Sinde a estrechar la mano del alcalde y dar portazo a los actos de la Semana Internacional del Cine de Valladolid. Me parece una incongruencia que un ministro vaya a la Habana para estrechar la mano a los Castro, con su historial de fusilamientos y violaciones de derechos humanos, y abogue por ellos ante la UE, y que otro, del mismo gabinete, niegue el mismo saludo a un alcalde electo, y boicotee un festival internacional de una ciudad española, por un chiste malo.
No es broma
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