sábado, 23 de junio de 2012


La disciplina de voto, 
negación de la democracia

En mi comunidad: Baleares, un parlamentario autónomico del PP, Antoni Pastor, ha sido expulsado del partido por oponerse a la supresión de la obligatoriedad de hablar catalán para acceder a la función pública. Por otra parte, la portavoz del Grupo Parlamentario Popular, Mabel Cabrer, ha declarado que Pastor "debería dejar el escaño, las siglas están por encima, formamos parte de un proyecto colectivo, y las actas y los escaños, aunque legalmente sean personales, moralmente y éticamente pertenecen a las siglas del partido".

Aunque soy completamente contrario a las ideas de este parlamentario, pues creo que el catalán debe ser un mérito para el acceso a la función pública, pero nunca una condición, como estaba legislado hasta ahora, me parece vergonzoso que la portavoz del PP, se aferre a la moral y a la ética para proclamar que las actas de los parlamentarios, son de los partidos y no de los diputados, en una palabra, que los partidos están por encima de la Constitución Española.

Y es que de tanto mangonear con los votos de los electores mediante la infame LOREG (Ley Orgánica del Régimen Electoral General), los partidos, y además buena parte de  los medios de comunicación y de la opinión pública han llegado a la creencia, de que las cosas son al revés, que a los representantes, los eligen los partidos y no el pueblo. Y aunque sea así en la practica, no deben olvidarse que ello es un fraude, que mas tarde o mas temprano tendrá que solucionarse, y contrariamente a lo que la disciplinada Sra. Cabrer dice, las actas y los escaños, moralmente y éticamente, pertenecen al electorado y no a siglas ni partido alguno.

Algo parecido a sucedido a nivel nacional, la sanción que ha impuesto el PP a media docena de senadores que han roto la disciplina de voto en la discusión sobre las ayudas a la minería es difícilmente justificable, resulta inmoral forzar el sentido del voto, como ha sido el caso. No por casualidad quiso el legislador que el escaño se atribuya a la persona y no al partido bajo cuyas siglas concurre a las elecciones. Una cosa es que los partidos políticos exijan coherencia en asuntos de base ideológica, y otra bien distinta que castiguen a quienes, en asuntos puntuales, anteponen su fidelidad hacia el votante, porque no puede haber democracia cuando se obliga a votar en contra de la conciencia de quien se supone defiende los intereses de su electorado.
 
Deberíamos acabar con los partidos digitales, sin democracia interna, con estos sistemas traídos del frío, pero aceptados por todos, que impiden el normal funcionamiento de lo que se supone es una democracia, deberíamos valorar en el futuro esos comportamientos y votar a quienes ofrezcan una regeneración democrática, como por ejemplo UPyD.


No es broma

1 comentario:

JIV dijo...

El problema de ese diputado es que se le ha olvidado el artículo 2 de la CE. El castellano es obligatorio en el territorio nacional, las lenguas autonómicas en sus respectivos lugares y en todo caso primero el castellano.

El problema es que los diputados son diputados porque su partido así lo ha decidido: luego van los votantes.

Sin embargo, la disciplina de partido debe de existir: pues no es de recibo que el partido defienda algo y un diputado diga lo contrario: que se de de baja del partido y se busque la vida...

Por una vez estoy de acuerdo con sancionar a los diputados por saltarse la disciplina: si no están de acuerdo que se vayan y cambien de partido y empiecen de 0.
Claro, no están por la labor.

JIV