domingo, 26 de agosto de 2018

"LA BROMA” DE TABARNIA

Me sorprende que no haya ningún periodista que cuando se refiere  a  Tabarnia, no se sienta obligado a apuntar que se trata de una broma, parece como si temiesen que alguien pudiese reírse de éllos por haberse tomado en serio la posibilidad de que en un pedazo de Cataluña se pudiese formar una autonomía distinta de la autonomía catalana.


Pero no, Tabarnia no es una broma, es algo que debe tomarse muy en serio sobre todo por aquellos que hablan de un referéndum pactado basándose en el precedente de Canadá, donde hubo dos referéndums de autodeterminación y ya se estaba gestando un tercero en el que contando con un progresivo adoctrinamiento, la próxima  vez, se suponía  iba a ser ganado por los independentistas.


Hay que matizar, que en Canadá no existe un artículo equivalente al 2 de la CE, que impide fraccionar el territorio nacional. 


Pues bien, el gobierno central de  Canadá, viendo que iba a haber un referéndum tras otro-- "neverendums" en el argot inglés- hasta que se consiguiese la independencia, y para acabar de una vez con el problema de Quebec, acudió en consulta al Tribunal Constitucional, el cual, dijo entre otras cosas no menos importantes, que para este tipo de consultas sería necesario una mayoría muy cualificada, no un simple 51% y razonó acertadamente que si el Estado de Canadá era divisible por aquello de la voluntad popular, esa misma premisa era aplicable a la región que quisiese independizarse que sería igualmente divisible, y por lo tanto, los lugares dentro de la propia región, donde ganase el no, tendrían derecho a seguir como antes, o sea, siendo parte del estado canadiense. 


En Canadá, ello suponía que Montreal, el motor económico de Quebec, se iba a quedar fuera del nuevo estado independiente y con Montreal otras regiones punteras donde la mayoría tampoco  quería cambios, circunstancia que se da
en las regiones económicamente más potentes tanto en Canadá como en Cataluña, que tienden a la estabilidad y donde no hay mayoría independentista.

Esto se plasmó en la llamada “Ley de Claridad”, que ha tenido la virtud de acabar con el independentismo quebequés ya que nadie quiere la independencia dejando fuera a las regiones más ricas.


Pues bien es razonable pensar que quienes en Cataluña esgrimen el tema de la voluntad popular, y la supremacia las urnas, por el mismo credo, tendrían que admitir que los lugares de Cataluña donde la mayoría quiera seguir siendo española, tendrían derecho a formar una comunidad autónoma  que continuaría dentro del estado español. Nada más democrático, y además con el aval de Canadá,  el ejemplo en que los independentistas catalanes basan el llamado e inexistente derecho de autodeterminación.


Así que lo de Tabarnia no es ninguna broma, es una cosa muy seria no creo que ni siquiera los payeses de Lerida ni los gerundenses más beligerantes quisieran independizarse dejando en España a Barcelona y las regiones economicamente más potentes del litoral.


Tabarnia no es una broma, Tabarnia podría ser el principio de la solución del problema catalán.

No es broma

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