EL ESTADO SE PREOCUPA POR TI
EN BICICLETA, CASCO
De ello se deriva (obviando un par de páginas de matices), que un mayor número de derechos implica mayores deberes, y los deberes son en realidad una limitación de la libertad.
Así pues, es ventajoso estar bajo la tutela de un Estado que nos protege, lo cual representa aceptar una serie de leyes que garanticen nuestros derechos, y como mas derechos queramos tener, mas se limita nuestra libertad al tener que someternos a mas leyes, que nos crean mas obligaciones, pero que significan una garantía para los derechos de los demás, en su conjunto o individualmente.
Pero hay un problema, y es que cuando se dictan leyes que afectan a la capacidad individual de decisión, sin beneficio para nadie, sino supuestamente para quien tiene que cumplir la norma, cuando el Estado nos obliga a hacer algo para nuestro propio beneficio, entonces ya nos situamos fuera del contrato social. El Estado deja de protegernos y pasa a tutelarnos, ejerciendo una especie de patria potestad.
Se da en estos momentos un debate sobre los cascos de los ciclistas, ya que el Ministerio del Interior trabaja en una reforma del Reglamento General de Circulación para “limitar” la circulación de las bicicletas en las aceras y obligar a los ciclistas a utilizar casco también en las vías urbanas, y algunos ayuntamientos se oponen.
La verdad, el tema ni me va, ni me viene, hace muchos años que no monto en bicicleta, ni siquiera sabía que ya fuese obligatorio el uso de casco en carretera, lo que verdaderamente me indigna, es la progresiva ingerencia del Estado en la vida de las personas. Me parece muy bien que se limite la circulación de las bicicletas por las aceras, puesto que ello afecta a los derechos de los peatones, sin embargo, ¿Qué le importa al Estado el riesgo que asuman las personas al no llevar casco, cuando ello no perjudica a nadie sino a ellas mismas?.
De la misma forma que ocurre con la prohibición de fumar en bares y restaurantes, cuando quien entra en ellos es consciente de que allí se fuma, y puede optar libremente por irse a otro local donde no se fuma. Si alguien libremente asume el riesgo de entrar arriesgando su salud, ¿Qué le importa ello al Estado?.
Ahora dicen que la comunidad Europea quiere implementar normas sobre el tamaño de las hamburguesas y las raciones de cierto tipo de comidas. ¿Es eso una función del Estado?.¿No es libre cada cual de comer, beber, o ponerse en la cabeza lo que le da la gana cuando las consecuencias solo a él le atañen?.
Si los gobernantes creen que la gente no tiene capacidad para saber lo que le conviene, lo que deben hacer es preocuparse, como mucho, en advertir de los riesgos derivados de ciertas conductas, pero nunca imponernos una, salvo claro está, en las situaciones que le corresponda ejercer su tutela: escuelas, prisiones, ejército etc.. Para ello tenemos a nuestros padres.
Porque sino, ya puestos, vamos a prohibir el alpinismo, las carreras de coches, el paracaidismo aficionado y cualquier actividad que conlleve riesgo para nuestra integridad.
Y ya de paso, que nos obliguen a llevar pantalones cortos y uniforme.
No es broma